El síndrome del pincho moruno
Hoy un amigo me ha hecho cierto comentario sobre el último post, el del topo, al que no he querido dar importancia en principio. Al parecer, él interpretó todo el asunto como una gran metáfora sexual. Siento decepcionar a los que pensaron igual, pero ni siquiera se me pasó por la cabeza semejante significado cuando lo escribí. También he de reconocer que ahora -al leerlo bajo la luz de estas explicaciones de mi amigo-, mi propio post me ha parecido una cochinada de lo más explícita. ¡Anda que la moraleja!...
Lo peor de todo es que no es la primera vez que me ocurre. Un día, este verano, fui a una moraga en la playa. Pusimos unas barbacoas y preparamos unos pinchos morunos, ya sabes, unos trozos de carne pinchados en un palo. Había allí una chica, Paloma, a la que acababa de conocer, y me dijo:
- Comed vosotros más pinchitos. Las chicas no necesitamos tanto.
Y yo, por hacer la gracia, queriendo exagerar lo poco que comen las mujeres, le contesté:
- Sí, las tías con chupar el palo ya os dais por satisfechas.
Y me la quedé mirando con una sonrisilla, esperando que me riera el chiste, que yo aún creía de lo más sofisticado. Ya os imaginaréis la cara que se le puso. De momento casi me da un guantazo. Me enseñó unos ojos de mala leche impresionantes, que me hicieron comprender, y me gritó:
- ¡Conmigo no te pongas merdellón, que a mí a merdellona no me gana nadie!
Aquel fue un buen día, porque conocí a Paloma y aprendí el significado de la palabra “merdellón”. Tuve que esperar a que se le pasara el cabreo y luego, tras mi alegato de inocencia, tuve que volver a esperar a que se le pasara la risa. Al fin se tranquilizó, y me contó que merdellón provenía de una mezcla del francés y del inglés. Me explicó que era la contracción de “merde” y “young” (mierda de joven). Je, je, je, perdona que me ría, me pasa siempre al pensar en esa palabra.
No sé cómo me lo monto pero, cosas parecidas, me ocurren a menudo. Aquel mismo día, bauticé clínicamente mi problema: Lo llamo “el síndrome del pincho moruno”, y aún no sé de qué me viene. ¿Tendré un subconsciente guasón? Desde luego, pero eso lo tiene todo el mundo… Supongo que la diferencia reside en que yo, además, tengo un consciente bastante distraído. A veces pienso que ni siquiera es un auténtico consciente… Quizá tenga dos subconscientes.
Hoy miré el diccionario, y encontré que merdellón proviene, en realidad, de la palabra italiana arcaica “merdellone”, y que significa “criado que sirve con desaseo”. Voy a hacer como que no lo he leído. Me gusta mucho más la explicación de Paloma.
(Porcentaje de realidad: 95%)
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