domingo, enero 30, 2005

El país está agotado

-El País está agotado.

He recorrido todos los kioscos que conozco y solo he conseguido esa respuesta. ¿Se habrá levantado hoy el pueblo de rojillo? ¿Sintieron los vecinos un antojo repentino de letras en el desayuno?

No, señores. Lo que ocurre es que hoy nos despertamos con la palabra gratis en la cabeza. Cine gratis, mejor dicho, y del bueno. Hoy con “el País” venía “Casablanca”. Me encanta Casablanca. Lo sé, soy un viejo de 24 años, ¿qué le voy a hacer? Encuentro algo irrepetible en estas imágenes:


El caso es que yo creía que, en el fondo, a nadie en mi pueblo le gustaban las películas antiguas en blanco y negro. Este es un pueblo vivo, alegre, vital, moderno… La desaparición del País en los kioscos esta mañana me ha tomado por sorpresa. Ni siquiera fui temprano, daba por supuesto que sobrarían ejemplares en todas partes.

Después de recorrer tres kioscos, empezaba a sentirme realmente cabreado. Miraba a la gente con la que me cruzaba como si todos fueran ladrones, como si todos me hubieran robado mi tesssoooro.

Pero de pronto, me he dado cuenta: no estoy solo. Me tenía a mi mismo por un bicho raro, pero resulta que en mi pueblo hay un montón de gente como yo, gente a la que le gusta Casablanca, el cine en blanco y negro, las películas lentas, las frases rebuscadas, las conversaciones a contraluz y las mujeres fatales. Es maravilloso sentirse comprendido.

He entrado en el cuarto kiosco y he vuelto a preguntar:

-¿Queda el País?

-Lo siento se nos ha terminado –ha contestado el dependiente-. ¡Se nos ha agotado enseguida! ¡No veía algo así desde que salió aquella colección de sacacorchos…!

En fin…

(Porcentaje de realidad: 85%)