viernes, enero 28, 2005

Nathaniel York, por la gloria de mi madre

En el verano del 2002, mi hermano encontró en Internet un proyecto muy divertido, diseñado para fomentar el interés por la exploración del espacio. Los tipos de la NASA habían planeado incluir un CD en la próxima cápsula que enviarían a Marte, junto con el Mars Exploration Rover 2003. Ese CD contendría una gran lista de nombres de personas. Cualquiera podía incluir su propio nombre: solo tenía que entrar en la web del proyecto y rellenar un sencillo formulario. Mi hermano y yo nos quedamos alucinados. ¡Podíamos dejar nuestra huella en Marte! ¡Cambiaríamos algo en aquel planeta! Quizá solo fueran unos bits, apenas unas micras en un trozo de plástico… ¡Pero eran nuestros bits! Y, en algunos años, tras un largo viaje a través del espacio, descansarían en la superficie polvorienta de otro mundo, barridos por vientos sin nombre en algún páramo alienígena.

Ya habíamos añadido nuestros nombres a la lista cuando me acordé de Nathaniel York.

Una de mis novelas favoritas es “Crónicas Marcianas” (aunque el título ande un poco desprestigiado), que escribió Ray Bradbury allá por los años cincuenta. En ese libro se describe la colonización de Marte por los humanos en un futuro cercano, mezclando poesía, ciencia ficción, y fantasía a partes iguales. Según la obra de Bradbury, el primer hombre en pisar Marte era Nathaniel York. Me fascinó aquel personaje desde el primer momento.

York es un astronauta misterioso, que nunca aparece realmente en la novela, y del que solo sabemos por las conversaciones de otros personajes. No es que le dediquen muchas páginas en el libro, pero los escasos detalles que pude recopilar sobre él me cautivaron: el surrealista despegue de su nave, la ingenuidad de su personaje como embajador, el contacto sobrenatural con los marcianos… y el final extraño y trágico de su aventura resumida por Bradbury en un solo disparo de escopeta (no os cuento más para no estropear la novela).

Así que cuando vi el proyecto de la NASA pensé: “¿Por qué no?” Me pareció un bonito homenaje. Rellené el formulario en la web y conseguí el certificado oficial: Nathaniel York viajaría a Marte conmigo y con mi hermano.


-¿Quién es Nathaniel York? -Me preguntó mi hermano cuando lo vio. Yo le conté la historia.

-Pues yo también quiero que venga más gente a Marte –dijo mi hermano. Se sentó al ordenador y empezó a rellenar otra ficha. Al cabo de un rato le oí reírse. Miré a la pantalla y leí:

Se encontraron otras 426 entradas para “Chiquito de la Calzada”

-Puede que el primero en pisar Marte sea el York ese –dijo mi hermano-, pero está claro que Chiquito lo va a pisar más veces.

-¡Haaarl! –contesté.

(Porcentaje de realidad: 92%)