Run run run
Me gusta correr. A veces me llama mi amigo S, me pongo el chandal y nos vamos a hacer kilómetros (pocos kilómetros). No creo que me guste correr como deporte. No creo que a nadie le guste por deporte. Creo que todos los que hacemos footing estamos huyendo de algo. A veces, me encuentro con alguien que viene corriendo en dirección contraria, con su chandal de deporte, sus zapatillas de deporte y su cara de deporte y pienso: "¡ah, cobarde, deja de disimular! Luego, cuando se cruza conmigo, me mira de reojo y parece que mascullara: "Da la vuelta, suicida desgraciado, ¿dónde diablos crees que vas?"
Hoy fuimos corriendo hasta el polideportivo del pueblo de al lado, y vimos a mi amiga G. No la saludamos porque estaba muy ocupada, dando clases a los niños. Solo nos la quedamos mirando, absortos. Siempre me choca verla en el trabajo.
-Es raro -dijo S-. Cuando ves a los profesores en las clases nunca piensas que puedan tener una vida fuera de allí. Sólo son profesores.
Pensé en mi profesor de Filtros. Hace solo un año era un gordito mofletudo, pero ahora se ha quedado canijo hasta el límte de la salud. No creo que haya perdido los cuarenta kilos dando clase.
Al final, mi amigo S se volvió y me dijo:
-Pon el reloj en marcha, hay que volver.
Me quedé mirando un edificio no muy lejano y pensé: "Por ahí debe de andar el punto de no retorno. Algún día llegaré y escaparé por fin".
A la vuelta hicimos un tiempo record.
(Porcentaje de realidad: 92%)
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